mercredi 20 juin 2007

Déjame

Déjame... anda... déjame sanar tus alas para que salgas del viaje sin rumbo, para que encuentres la salida que el desierto de la vida dejó. Y entonces te construiré un baúl enorme para encerrar la soledad y guardar los miedos. Y te amarraré a un cometa y volarás lejos, muy lejos... aunque (muy a mi pesar) no vuelvas. Sé que somos diferentes en los pasos, en las palmas, en los estilos; parecidos en las almas, en las miradas y en los sentidos. Dispares en la historia, coincidentes en el espacio y el culto a la memoria; mis gobiernos en el cielo, tus gobiernos en la tierra.

Pero déjame... anda... Déjame darte mis manos, mis ojos para que llores, la luz de la luna para iluminar tus caminos. Déjame enseñarte lo divertido que es armar frases en la arena antes de que el mar se las coma. Déjame que te cuente mis suspiros y adivine los tuyos. No hay distancias, no hay tiempos, el destino distraído nos unió ¿Qué le vamos a hacer? Déjame enseñarte a pedirle a la vida una tregua; a que el pasado no flagela y que el futuro no es incierto; que la lluvia no pinta de gris el mundo; a abrazar el viento y detener el tiempo. Déjame enseñarte el espacio sobre mi hombro, a deletrear mi nombre para que lo grites cuando te sientas solo y te prometo que apareceré para ayudarte a brincar el vacío.

Deja que con mi voz apague y disipe los demonios que viven en tu interior. Déjame seguir escuchándote hasta provocar mis risas; lo bien que se siente abrazarte... sentirte vivo... y yo te digo que es mejor así, que es mejor que llueva fuera de nuestros ojos, que no lamentarás haberme conocido, que nuestras barreras no funcionan como desprecio sino como atajos y que aprenderemos a derribarlas... o saltarlas... o excavar bajo de ellas. Déjame enseñarte a sentirte como pez en tu acuario voluntario, sin que te den ganas de correr lejos. Enseñarte a que no es tan insoportable el “no saber que hacer”, a no tener rejas en la mente. Déjame sostener (aunque sea un rato pequeñito) tus buenas, tus malas y las no tanto para que te sientas descansado.

¿Qué quieres que haga? Así soy. Me niego a no enseñarte mis ideas y tener que irme lejos con ellas o sentarme en la orilla de tu vida con tendencias certeras de caer; a no mostrarte, a no mostrarme; me niego a la propia celda del que no lucha, me niego a morir sin intentarlo pero, sólo si tú me dejas...

... anda... déjame.



http://elrincondelpichon.blogspot.com/

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