Ojalá...
...los deseos no se apoyaran en imposibles. Ojalá fuera todo más fácil, sí. Es una frase que no he dejado de escuchar los últimos meses. No pienso que todo sea un desastre, que todo es grotesco, horrible y desafortunado. No lo pienso en absoluto. Para rato escribía yo aquí si lo sintiera de esa forma. Pero... ojalá fuera todo más fácil. Ojalá no quisiéramos imposibles. Ojalá no nos gustara complicarnos tanto la vida. Porque en el fondo, creo que nos gusta. Ojalá no nos gustara tanto. Ojalá nos gustaran otras cosas. Ojalá fuéramos... normales. Pero eso no existe. Es un mito... me temo.
Ojalá...
Ojalá todo hubiera sido distinto desde el principio. Ojalá no nos hubiéramos conocido, ojalá no hubieras subido aquel día, ojalá no nos hubiéramos reencontrado. Ahora ya es un poco tarde, claro. Ahora es un poco ridículo. Pero... ojalá fuera todo distinto.
Ojalá...
...tuviera el valor necesario para cerrarlo todo. Puerta, viento y adiós. Adiós a todos. Pero no tengo valor. Ojalá lo tuviera, porque esto me hace débil. Profundamente débil. Las cosas son así. Todos nos sentimos mal. Nadie está conforme consigo mismo. OJalá fuera distinto, pero así son las cosas. Sin embargo... ojalá tuviera el valor necesario para olvidaros. Pero claro... ojalá me lo creyera. Ojalá me creyera que no necesito de nadie. Sería todo mucho más fácil.
Ojala, no pasaras por esto..pero tenías que pasar, tenía que ser así. NO porque haya un acedor, unos dioses del Olimpo, que juegen con nosotros.
Nooo¡¡..y mil veces ¡no¡. Somos dueños de nuestro destino, nosotros somos, como Ulises, los que manejamos el barco de nuestra vida. Solo tenemos que evitar los males del mal, y encontrar nuestra Itaca...nuestra Penelope.
Y sabemos que el mar, nos hará sufrir, a veces nos dará alegrias, con amaneceres magníficos, delfines que bailen con nosotros en las aguas azules. Ahora tu agua es gris de tormenta..y dirás..¡¡ojala esta tormenta pase pronto¡...pero no es mas que una tormenta..una tormenta mas en tu vida.
Ojalá...
...hubiéramos vivido en otro tiempo y en otro lugar, bajo unas circunstancias distintas, en un momento dado y nunca más a toro pasado. Ojalá tuviéramos el valor suficiente para hacer lo que sentimos, para besar los labios de quien queremos besar. Ojalá fuéramos así, libres. Ojalá el amor no tuviera esas reglas tan estrictas. Ojalá fuéramos valientes y cogiéramos la mano de aquella persona hacia la que sentimos tantas cosas contradictorias. Ojalá fuéramos pertinaces en lo que sentimos. Ojalá fuera todo de verdad, y no de mentira. Porque en el momento en el que pensamos que es mentira, es entonces cuando en efecto es de verdad. Quieres que sea mentira, pero sabes que es verdad. Y entonces te refugias en lo que no quieres sentir, en lo que no quieres hacer, en lo que no quieres buscar. Pero no dejas de pensar en ello. Y te reconcome por dentro y te busca las cosquillas y quieres tenerlo, poseerlo, amarlo. Y tienes la sensación de que nada hubiera sido así de no ser por eso que sientes hacia esa persona. Pero claro: quieres pensar que es de mentira, que no puede ser, que mira tú qué follón, qué jaleo, qué alboroto... otro perrito piloto. Pero si dejamos una rendija... da miedo, ¿verdad? Mucho miedo. Mucho, mucho miedo. Ojalá no tuviéramos miedo. Ojalá fuéramos de otra manera. Pero somos así. Ojalá hubiéramos nacido de otra manera. Ojala...tiene también un matiz de esperanza. Ojalá... bueno, ya está bien.
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